martes, 11 de mayo de 2010

Comunión

No es que yo haya hecho mi primera comunión este finde (ha llovido mucho desde aquel día), sino que me he pegado una sobredosis de marineritos y novias en miniatura estas dos semanas que no veas. Os hablaré de la última porque fue la más peculiar.

Nos fuimos a La Línea, pueblo limítrofe con Gibraltar (¡GIBRALTAR ESPAÑOL!) y allí pasamos el Sábado, el Domingo y la mañana del Lunes. El Sábado fue principalmente el día del viaje, de llegar y comer en la Residencia de Tiempo Libre y de poco más.

Las Residencias de Tiempo Libre son como dice la palabra, residencias de la Junta de Andalucía las cuales puedes solicitar plaza y si hay sitio y te la conceden, vas por un precio muy bajo y disfrutas de desayuno, comida y cena durante los días que les pidas. Ésta en concreto tenía más de 20 años de antigüedad y aunque estaba bastante bien, tenía los pequeños defectos de ser antigua (puertas con llaves grandes, habitaciones sin televisión, el agua a veces salía un poco gris, las paredes son como de cartón porque oyes hasta el pedo que se tira el vecino que está al otro lado del pasillo, etc...).

El plato fuerte vino el Domingo, día de la comunión. Después de descubrir la que nos iba a caer encima con la lluvia (y no teníamos ni ropa de abrigo ni paraguas) como buenamente pudimos nos llegamos a la iglesia donde se celebraba la comunión. En principio estaba preparada para las 12:00 pero llegamos a las 11:45 y ya llevaba un buen rato en marcha.

Aquello estaba lleno como un bar y nunca mejor dicho. La gran mayoría de la gente no paraba de hablar y comentar cosas. Se oía un continuo murmullo/zumbido de personas hablando por lo bajini, pero que en estos sitios con poco que hables se oye en todos lados (debe ser el eco o la propia estructura de las iglesias que hables lo bajo que hables, siempre se te oye en todos lados). El pobre cura tuvo que detener la celebración varias veces pidiendo silencio (yo estaba lejos, pero creí verle un poco hinchada la vena del cuello por la tensión).

La gente con el poco respeto y conocimiento que tiene se dedicaba a hablar con el que está dos bancos más alante, a llamar con gestos a amigos que se quedan atrás diciéndoles que hay hueco, a pasear con el niño en brazos porque está llorando, etc. ¡Aquello era Sodoma y Gomorra señores! Si la gente no sabe comportarse dentro de una iglesia que se vaya al bar mientras tanto a esperar a que acabe eso, porque el cura no se va al bar a predicar el evangelio mientras el resto de cabras (no voy a decir objeas porque ese pastor no tiene buen rebaño) se emborrachan cual Barney.

Otra de las perlas que comentó el sacerdote fue a la hora de dar gracias y pedir cosas al señor. Se le ocurrió pedir por todos aquellos que no les dejaban celebrar la comunión en paz. Cuando todos los niños fueron encomunionados y estaban todos juntos frente al altar y de cara al público vino el momento cumbre. Ahí fue cuando hice un /facepalm continuo.


Yo dejé de ver lo que sucedía en el altar, pero Eli sí que lo vio y se quedó con el bailecito que había que hacer a la hora de cantar esta canción que se nos ha metido en la cabeza y que de vez en cuando (y sin venir a cuento) cantamos alguno de los dos:

Dios precisa de tí, mucho más de lo que puedas imaginar.
Precisa de tí mucho más que la tierra, precisa de tí mucho más que el mar,
precusa de tí mucho más que los astros, precisa de ti. (bis)

Yo, preciso de Dios, mucho más de lo que puedas imaginar.
Preciso de él mucho más que la tierra, preciso de él mucho más que el mar,
preciso de él mucho más que los astros, preciso de él. (bis)

Nosotros precisamos de Dios, mucho más de lo que puedas imaginar.
Precisamos de él mucho más que la tierra, precisamos de él mucho más que el mar,
precisamos de él mucho más que los astros, precisamos de él. (bis)

Y bueno, desde que descubrimos lo que hace el /facepalm y desde que hemos oido esa canción somos otras personas.

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